LA NIÑA DE PÚRPURA
Había una vez un pueblo completamente deshabitado. Una tarde de otoño llegó al pueblo abandonado un viajero que se había equivocado de camino. Llamó dubitativamente a la puerta de la primera cabaña y entonces...se abrió la puerta.
No vio a nadie hasta que miró hacia abajo. Allí había una niña pequeña de, aproximadamente, cinco años de edad, con un vestido de color púrpura. El viajero se dirigió a ella:
- Hola, niña, ¿está tu papá?
- No- le respondió tajantemente.
-¿Y tu mamá?
-No- le volvió a responder.
-¡ Eh! ...¿Y sabes cuando volverán?
- Sí, pronto.
Así que decidió esperar para hablar con ellos y preguntarles.
Ya llevaba un buen rato esperando, y como los padres de la niña no llegaban, decidió marcharse y preguntar en otra casa. Llamó a la niña para despedirse.
Como nadie contestaba, decidió buscarla. Detrás de cada puerta solo había habitaciones vacías que parecían deshabitadas desde hacía muchos años. Desconcertado, salió de la casa y buscó en el jardín y...¡las vio! Tres tumbas de piedra con una foto en cada lápida.
Se fijó en ellas. La primera era de un hombre delgado, de mirada oscura. La segunda era la de una mujer de polo corto y mirada triste; y en la tercera, simplemente una niña vestida de púrpura.
En ese momento sintió que alguien lo miraba. Se dio la vuelta y vio a los tres allí.
- Mis padres ya están aquí.
SEMBLANTE TRISTE
Había una vez un pueblo completamente deshabitado. Una tarde de otoño llegó al pueblo abandonado un viajero que se había equivocado de camino. Llamó dubitativamente a la puerta de la primera cabaña y entonces...se abrió la puerta.
El rostro del hombre se quedó pálido. Tras la puerta había un tipo armado que le hizo entrar en la casa bruscamente.
Lo llevó al sótano y lo soltó allí. Un poco aturdido, oyó el sonido de las llaves cerrando la puerta y una tos cercana a él. Se levantó aun teniendo ganas de quedarse en el suelo.
Iluminado por una humilde linterna, se dirigió hacia aquella persona. Era una chica de edad aproximada a la suya, y de semblante triste, desamparado, pero el rostro más bonito que había visto en su vida.
Él le preguntó cómo había llegado allí. Entendió algo sobre un secuestro, pero él estaba más pendiente de ella que de su historia, y de cómo podrían escapar de allí los dos juntos.
Miraron por todas partes, apuntando con la linterna, hasta encontrar una pequeña escalera escondida detrás de unos sacos que conducía a una trampilla.
Sin perder un segundo, salieron fuera y corrieron, corrieron y corrieron, y... Se miraron a los ojos y con eso se lo dijeron todo.
Agustín Martínez García, 1º B
Muchas gracias, Agustín, por compartir en este blog estas historias tan bonitas. Son el resultado de una propuesta del Taller de Escritura del libro de texto, pero lo que se hace con gusto, como tú lo haces, queda fenomenal. Veo en ti a un gran escritor (también de Microrrelatos gota a gota)aparte de músico. Llegarás muy lejos, sigue así. Enhorabuena para ti y para tu familia.
ResponderEliminarLa niña de púrpura, que bonita es ¡Me encanta!
ResponderEliminarEstá muy bonito, Agustin,¡¡¡¡ felicidades vas para escritor!!!!!
ResponderEliminarAgustín, he leído con interés tus relatos y quiero felicitarte por lo bien que escribes. Sigue leyendo y practicando porque este noble arte, como todo en la vida, si al ingenio le sumas trabajo, da mejores resultados.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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