El día de los difuntos
El
día
1 de Noviembre, se celebró el “día de todos los Santos” o “el día de los
difuntos”, en honor a todas esas personas que desgraciadamente por un motivo o
por otro ya no se encuentran entre nosotros.
En
primer lugar, quiero que quede claro que, aunque yo no soy creyente, este día me parece el más bonito y significativo
de todas las fiestas católicas pues nos permite recordar buenos y malos
momentos con esos seres a los que ya no tocaremos, ni sentiremos, pero
permanecerán, al menos durante un día al año, en nuestras memorias y nuestros
corazones causando lágrimas y sonrisas.
Para
mostrarles todo nuestro apoyo, este día fuimos a hacerles una visita a su lugar
sagrado: el cementerio. Ese lugar que diariamente nos describen como algo
oscuro y tenebroso, ese día se convirtió en un lugar de fiesta, una fiesta melancólica y tranquila que a su
vez nos permite entrar en lo más profundo de nuestros corazones y recordar lo
más bonito de cada una de esas personas que ya sólo podemos ver en miserables
fotografías.
Yo,
desgraciadamente, tengo a varias personas en ese lugar sagrado, pero una, a la
que cada día que pasa extraño más, es mi
abuelo, al que fui a visitar con la cabeza bien alta, para recordar momentos
inolvidables con él, como cuando me llevaba a dar un paseo, o cuando me llamaba
el día de mi cumpleaños a primera hora de la mañana para ser el primero en
felicitarme, o simplemente imaginar el calor de sus besos.
Todos
estos recuerdos son lo que hacen del día de todos los Santos, un día memorable
y especial.
María López López . B1IC
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