El día de todos los santos.
El día de todos
los santos es considerado en gran parte del mundo como una fecha importante
para recordar a nuestros seres queridos ya fallecidos, y revivir su memoria
visitando el lugar donde yacen.
Algo tan sencillo
como esto, el hecho de que exista un día para recordarlos de una forma casi
“obligada” a la que se le suele llamar tradición, escapa bastante de los
límites de mi capacidad de aceptación.
No
está bien. No porque sea una
tradición cristiana que tengas que aceptar sí o sí, ya seas cristiano o
ateo, sino porque nuestros fallecidos son eslabones de nuestra vida que tan
sólo nosotros tenemos que decidir si recordar o no, y cuándo hacerlo.
Otro hecho que es
bastante incorrecto, desde mi punto de vista, es que las grandes empresas y el
mundo capitalista hayan hecho lo posible para sacarle jugo monetario al día de
todos los santos a través de la paulatina introducción de la ya mundialmente
conocida noche de Halloween en países donde no es parte de su cultura.
Sobrepasando ya
el límite de transformar una fecha que -aunque en mi opinión es innecesaria,
pero al fin y al cabo conmemorativa y que forma parte de una tradición- en una
especie de “negocio” a nivel mundial, es tan sólo una pequeña muestra del
mundo en el que vivimos. Un mundo en el que, o aceptas las cosas tal y como
están impuestas, y te subes al tren del dinero que nunca llega a la estación, o
te quedas al margen de la sociedad.
Pero en fin,
nadie hace nada, nadie se da cuenta. La gente seguirá yendo obligada a
recordar a los que se fueron, y los niños seguirán gastando el dinero en
caramelos tan amargos como son los recuerdos del día de todos los santos.
Miguel Ángel Ortiz Peñaranda
B1IC
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