Eran las seis de la mañana del día 29 de diciembre. El despertador, con su agudo sonido, interrumpió mi sueño. Salir de la cama era un suplicio, pero si no salía rápidamente perdería el autobús.
Cogí mi maleta y me dispuse a enfrentarme a los cero grados que había en la calle. La espera del autobús se me hizo eterna, pero luego agradecí la temperatura que había en su interior.
A mi llegada a la estación de metro, veía a gente con frío y seria avanzar rápidamente para coger el transporte.
El vagón estaba atestado de personas somnolientas que se dirigían a su trabajo. Al bajarme en la estación de Atocha agradecí liberarme de aquel gentío y me senté a esperar el tren. Al momento noté que me estaba empapando, pues la silla estaba llena de escarcha. Pasados diez minutos, por fin subí al tren de vuelta a Murcia. En cuanto conseguí acomodarme, me quedé dormido y así permanecí hasta casi el final del viaje.
Marcos Ricote García, 4º A
Bienvenido, Marcos, a este blog. Eres el primer alumno de 4º A que publica un texto en él. Muchas gracias por querer compartirlo con los lectores; presiento que te va a traer buena suerte para este curso.Un saludo.
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