LÁGRIMAS MUDAS
Las palabras, como pájaros asustados, escapaban de su boca y volaban con miedo de su garganta al aire, en un grito desgarrador.
No supo gritar más fuerte. De haber podido, lo hubiera hecho. No bastó.
Gritó de nuevo, antes de darse cuenta de que lo hacía en vano. Ni un solo ruido escapó de su boca.
Los pájaros cortaron sus alas y de su garganta solo voló un suspiro amargo y seco.
Se detuvo y miró alrededor.
Los árboles se sucedían hasta donde se perdía la vista. Ella estaba sola, en la inmensidad del bosque. Gritó, gritó aun más fuerte.
El sonido continuaba huidizo, esquivo; casi sin querer abandonar sus labios húmedos, salados, cristalinos, melosos...
Solo las lágrimas se abrieron paso por entre sus mejillas, evocando cascadas nocturnas que fluían buscando el final de su rostro.
Lloró.
En silencio se ahogó en lágrimas tristes y mudas que le supieron a mar.
Adrián Castellón García, 2º B
Eres todo un poeta
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