Cuando recuerdo ese caluroso verano de 2014, vienen a mí gratos recuerdos de mi infancia, cuando salíamos en familia por el campo. Estábamos mi madre, mi padre, mi hermana y mi perra Ally paseando por un sendero de rocas.
Ally solía ser muy inquieta pues era una cachorra y por su gran tamaño podría ocasionar algún problema, ese día mi madre le pedía a mi padre que no soltara a Ally. Mi padre siendo un poco terco la soltó, entonces ella salió corriendo, por desgracia y siendo mas grande que yo se metió debajo de mis piernas y me derribo. Mi madre al ver la escena corrió a ayudarme, ella al ver mi rostro pálido y sin aire, se quedó paralizada por un momento hasta que vio el charco de sangre, me cogió y conmigo en sus brazos, fue a buscar un taxi para llevarme al hospital.
Ese día me pusieron cinco puntos debido a que me rompí la cabeza, me quedó una marca. Aunque eso fue trágico, cuando pienso en esa historia me acuerdo de Ally, mi perra, pienso en ella aunque ya no esté viva. Jamás lo olvidaré, pero algo de lo que sí estoy seguro es de que siempre llevaré a Ally en mi corazón.
FIN
Mattyas, te felicito por tu texto. Nació de un simple ejercicio narrativo y se convirtió en un emotivo recuerdo de tu mascota. Se nota que aunque ese día sufriste por el incidente, siempre quedará en tu memoria la parte positiva de la escena familiar que componíais.
ResponderEliminarFelicidades y espero que este sea el primero de muchos más textos. Los esperamos impacientes.
Enhorabuena por este texto y por haber podido disfrutar de esa perra aunque te provocara un accidente. El amor a los animales llena el corazón. Un saludo
ResponderEliminar