MI DEPORTE FAVORITO

De pequeña, el deporte no me gustaba mucho, y practicarlo, tampoco. Lo único que me llamaba la atención era la natación, y con el paso del tiempo me he ido enamorando de ella. Ahora, cada vez que puedo, voy a la piscina municipal a nadar un rato. Me lo paso bien y me sirve para desconectar de todo.

Conforme iba creciendo, muchos deportes que hace unos años no los soportaba, me han empezado a gustar, como es el caso del tenis, el balonmano, las motos o la Fórmula 1. En el caso de este último, el cambio sí que ha sido radical. A mi padre el automovilismo le ha gustado desde siempre, por lo que he estado viendo carreras de coches desde que tengo uso de razón. Yo no las soportaba, y muchas veces me iba a mi habitación en cuanto terminaba de comer para no tener que oír ni ver a los que por entonces calificaba como "calvo irritante" (Antonio Lobato) y "el tonto ese" (Fernando Alonso). Y cuando las carreras eran a las ocho de la mañana, me servían de excusa para no tener que levantarme tan temprano. Fue el año pasado cuando empezó a gustarme el automovilismo, y he pasado de dormir en la cama a dormir en el sofá (pero solo en algunas ocasiones, ¡eh!) porque algunas son a las cinco de la mañana y no me fío de que mi padre no me avise a esa hora; y de ponerle los motes, que seguro que no les haría ninguna gracia si se enterasen, a que Alonso sea mi ídolo y Lobato mi modelo a seguir, ya que quiero ser como él de mayor. Ahora los motes prefiero ponérselos a Vettel.

Me gusta tanto este deporte que no sé si mi sueño de ser periodista deportiva en la Fórmula1 será el mismo que dentro de diez años, pero ahora esto es lo que quiero y haré todo lo posible y más para que se haga realidad.

                                                                                                  Paula Aroca Pérez, 1º B