Mi nombre, Carmen, tiene dos significados. Si lo miramos a través de la palabra hebrea, Carmen
significa "Jardín de Dios". En cambio si lo miramos a través del latín, este significa "Poema o canto".
Me atrae bastante esto porque, al tener dos
significados, te puedes quedar con el que más te guste. Aparte me llama la
atención también porque estas dos traducciones no tienen nada que ver una con
la otra.
Y ahora vamos a lo
importante. Mis padres me pusieron este nombre porque les gustaba mucho pero,
sobre todo, mi padre tenía muchas ganas
de llamarme igual que alguna de sus abuelas porque no las pudo llegar a
conocer. No tuvieron ninguna discusión a la hora de elegirlo. Según mis padres,
lo más importante para que surgiera mi nombre fue que a ellos no les gustan los
nombres compuestos, por lo que querían uno sencillo y bonito.
A mí me llaman Carmen siempre, precisamente
porque mis padres decidieron ponerme uno corto para que no me llamasen de otra
manera. La única persona que a veces no me llama Carmen es mi abuela, porque
como mi tía también se llama Carmen, para identificarme me dice Carmencita.
También pensaron en llamarme Ana, o Emma, pero al final se decidieron por el
mío. Me siento muy identificada por mi nombre, y me alegro de que mis padres me
llamasen así.
Carmen Bravo Rodríguez 1º ESO, B
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