salvo por el detalle de que mi perro se había escapado.Yo sabía que, al fin y al cabo, se había ido de “fiesta” y que volvería al día siguiente. Pero
esa noche, sobre las 4 de la madrugada, me desperté con dolor de barriga y preocupado,
me pasé media hora en el cuarto de baño por si acaso vomitaba. Después vi por
la ventana un camino iluminado por farolas y un par de sombras grandes y largas
cruzando la calle. Una farola parpadeaba hasta que se apagó, y miles y miles de
cosas se me pasaron por la cabeza. Fue esa fatídica y oscura noche, con una
ciudad que parecía desierta, cuando me pregunté si esto sería lo bastante grave
para no dejarme dormir nada en toda la noche, y ese dolor que parecía que me comía
la cabeza y que me hubiera dado un golpe muy fuerte en las costillas; hasta que
al final solo pude dormir una hora.
repetirse; ojala que no sea así.
Rubén Cano López, 2º B
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