Cantuña era un indígena que tenía que hacer
una iglesia en un plazo de seis meses. Como aquel hombre estaba tan desesperado
prometió darle lo que fuera a quien le ayudara a construirla.
El diablo que escuchó su oferta fue
hacia este y le dijo:
-
Construiré el castillo, pero a cambio me darás tu alma.
Cantuña aceptó la oferta con la única
condición de que en seis meses estuviera la iglesia hecha hasta con el último
ladrillo.
Pasado este tiempo, el diablo ya había
terminado el castillo y fue a por el alma de Cantuña, pero este le dijo señalando
un ladrillo:
- No están todas las piezas puestas.
Resulta que el hombre había cogido uno de los
ladrillos de la iglesia antes de que el diablo lo colocara. Y así fue como el
astuto Cantuña pudo quedarse con su alma y el diablo tuvo que volver a los
infiernos sin su recompensa
Hola, Gina: me ha gustado mucho tu texto sobre la leyenda del país de tu madre, aunque me ha dado un poco de repelús.Te animo a seguir escribiendo historias.
ResponderEliminarGina, me ha gustado mucho este relato que has escrito.
ResponderEliminarLa verdad, nunca había escuchado hablar de esta leyenda y en una de las partes me ha puesto hasta los pelos de punta.
Sigue escribiendo así que lo haces muy bien.
Un saludo.