Cómo funcionan los estereotipos de género. Nuria Varela, Feminismo para principiantes, B de Bolsillo, Barcelona, 2013, pág. 325 |
El machismo y la
violencia de género son dos conceptos que a muchas personas se les quedan
grandes. Una problemática tan arraigada en la sociedad que muchas veces no
sabemos hasta qué profundidad llegan sus raíces. Nos encontramos con problemas
que tenemos tan asumidos como normales que no sabemos cómo gestionar las cosas
que hemos visto, oído y vivido a nuestro alrededor y que hemos normalizado,
haciéndolas nuestras, haciéndolas parte de nuestra cultura, nuestra forma de
ser y nuestra sociedad. ¿Cómo es posible que el machismo reviva en las nuevas
generaciones si es justamente lo que tratamos de evitar una y otra vez? La
respuesta es tan evidente que nadie se la ha planteado aún, uno empieza a
construir una casa por los cimientos, nunca por el tejado.
Si nuestra forma
de pensar, nuestra sociedad y nuestra cultura amamantan de la teta infecta de
una sociedad que sigue presa de los mismos cánones esterotipados de lo que
tiene que ser una mujer y un hombre nunca vamos a conseguir una equivalencia
entre la figura femenina y la masculina. Ya lo decía Pamela Palenciano en su
monólogo "No solo duelen los golpes": tanto a hombres como a mujeres
nos han enseñado valores desde pequeños, ya sea por medio de películas, series,
padres, humanos, abuelas o desconocidos.
A los chicos se
les ha enseñado que deben ser fuertes y valientes, pelearse y ser agresivos,
una gran injusticia; pero a las mujeres se nos han enseñado cosas distintas,
como, por ejemplo, a esperar a que llegue nuestro príncipe azul para que nos
quiera en vez de querernos nosotras mismas; a que cambie, a que deje de tener
celos, a que deje de pegarnos (o nos acostumbremos a ello), a esperar a ser
escuchadas, a que nos tomen en cuenta...
Vivimos
esperando a que la sociedad cambie y se nos devuelva todo lo que nos han
arrebatado durante milenios. Esperamos el momento en que no tengamos miedo de
volver tarde a casa, que no tengamos que llevar algo por si intentan violarnos,
que no tengamos miedo de llevar la ropa que queramos llevar, esperamos para
poder llevar una vida normal.
De todo esto
nace una juventud que ha normalizado todo lo que ve a su alrededor y lo
considera normal, una juventud que solo espera que las cosas cambien poco a
poco y por su propio pie, y me temo que tengo que decir que eso no es así. La
resistencia se crea poco a poco y paso a paso. Si un edificio se construye
sobre cimientos mojados se caerá, si tratamos de construir una sociedad
equitativa sobre una injusta, esta se corromperá. Es el momento de dejar de
esperar y luchar.
Ainhoa Cuevas, 2º Bachillerato
Ainhoa, muchas gracias por tu reflexión sobre la estructura machista-patriarcal- que está en la base de la violencia de género. Has apuntado un montón de ideas importantes.Yo resaltaría que para que esta sociedad cambie la situación de desigualdad con respecto a la mujer, no debemos quedarnos esperando, es necesario luchar y los jóvenes, como tú bien dices, no debéis quedaros callados ¿Cómo paramos esto? Primero tomando conciencia de nuestra situación (leyendo también sobre feminismo) y luego en el día a día, no solo observando los micromachismos y a los/as micromachistas que nos rodean, sino también con la denuncia en los medios y en la calle cuando haga falta. Este último 8 de Marzo ha habido una gran muestra de rechazo al sistema que mantiene la desigualdad real entre hombres y mujeres. Un saludo y a seguir con esa conciencia crítica.
ResponderEliminarMuy bien hecho el texto, bien expresado y felicidades por él. Leerlo puede ayuar a muchas mujeres.
ResponderEliminarEl machismo es algo que yo no puedo comprender por qué pasa, no me gusta que nadie sea superior a alguien, ¡viva la igualdad entre hombres y mujeres!
ResponderEliminarEsto que has escrito es genial. Muchos deberían pensar como tú y tener conciencia que todos somos iguales, que deberíamos ser fuertes tanto hombres como mujeres. Por ejemplo, dicen que los hombres no lloran. No, eso no es así. Es al contrario, todos somos personas y lloramos. Tenemos que ser lo que nosotros queramos sin que nadie nos juzgue por nuestra forma de ser o por vestirnos de otra forma. Hay que estar siempre dispuesto a ayudar a las personas que nos necesitan. Esas personas también se sentirán apoyadas, si estamos todos juntos tanto hombres como mujeres.
ResponderEliminarNo acabaremos con el machismo de inmediato, pero si aplicamos esto daremos un paso adelante.
Los hombres se creen más fuertes que las chicas y no dejan jugar a chicas porque ellos juegan más brutos.Yo por mi parte no soy machista.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo; cada persona puede vestirse como quiera y las demás personas tienen que respetar cómo eres. Pero esta sociedad en la que vivimos es una sociedad machista en la cual, como tú has dicho, a los niños les enseñan a ser fuertes y valientes, a no llorar en público... Pero a las niñas les enseñan a ser frágiles como una princesa, a maquillarse, a oler bien, esperar a que llegue el príncipe azul...
ResponderEliminarTambién nos juzgan de manera diferente: a las chicas de una forma y a los chicos de otra. Pero todo eso viene de la antigüedad y no creo que podamos cambiar de mentalidad a todas las personas y mucho menos a las personas mayores.
Un saludo.