TEXTO VOLUNTARIO: CUANDO YO ERA UN CACHORRO

Yo era un cachorro de labrador puro, lo que se conoce como perro con pedigrí. Me cuidaba muy bien mi mamá humana. Me mimaba, me daba biberón, me arropaba, me acariciaba... Al cabo de un tiempo, mi mamá me dejó en un escaparate. Veía muchas cosas a través del muro invisible con agujero. Después de unos días, mirando por aquel muro invisible, vi que venían corriendo dos seres parecidos a mi mamá, pero en miniatura, y dos más grandes que estaban con ellos. Una era hembra y el otro, un macho. Los pequeños saltaban y gritaban señalándome a mí. Yo no entendía nada. Me señalaron decididos. A mamá la vi justo en ese momento: abría la muralla invisible con una llave y me metía en una caja, mientras los pequeños gritaban y gritaban con más fuerza. Entonces pude ver cómo el macho le daba dinero a mamá.

Más tarde, estaba en un parque enorme. Enfrente de mí estaban esos seres grandes que parecían como mamá. De repente, los cuatro vinieron hacia mí. Me dieron comida, agua, me rascaban la panza, me lanzaban la pelota y decían que ellos eran mis dueños.

Al cabo de unos años, observé cómo esos dos seres pequeños se hacían grandes; y los grandes se hacían viejos. También observé que mi dueño más viejo compraba unos boletos. Entonces empezaban a tener discusiones entre ellos por mí. Me señalaban, me miraban mal, pero yo no entendía nada.

Una mañana, todos ellos estaban haciendo paquetes y metiendo ropa en las maletas; luego me llamaron. Nos íbamos en coche. A mí me gusta el coche, porque siempre vamos al parque. Lo único que ocurrió es que no fuimos por la misma ruta. Llegamos a una gasolinera. Yo bajé del coche a ver si aquí había perros, pero justo entonces se fueron mis dueños en aquel coche. 

                                                       Joaquín Serna, 3ºC