El pasado sábado 24 de septiembre Arizona pudo estar en
cualquier parte. En el Teatro Villa de Molina, Gema Matarranz y David García
Intriago, de la compañía Histrión Teatro,
dirigidos por Juan Carlos Rubio, encarnaron de forma magnífica a un matrimonio
de los Estados Unidos de América, voluntario en una misión de ‘vigilancia’ de
la frontera con un país del Sur. George podría catalogarse como el paradigma
del marido controlador y del hombre de fe ciega. Margaret -Gema Matarranz- es
la parte complementaria; la sumisa esposa que cocina pastel, lee revistas,
adula siempre, capaz de omitir su propia conciencia para ser una simple
borrega; pero todo tiene un límite. En una serie de escenas cómicas al inicio que se van haciendo ásperas, ácidas, salvajes hasta la tragedia, el director, Juan Carlos Rubio, muestra su hermosa capacidad creativa, con unos
diálogos dignos de ser grabados para siempre en la memoria como joyas.
Esta función nos
puso a mis amigos/as y a mí de acuerdo: la forma en que ambos actores representan a
los personajes no podía resultar mejor. La eterna disputa por el control de las fronteras y una mujer que, según su
marido, se pregunta demasiado. ¿No parece interesante?
25.IX.2016 Adrián Castellón García 4 B
Gracias, Adrián, por tu crónica. Me encanta esa parte del inicio: "Arizona pudo estar en cualquier parte". Efectiva y desgraciadamente, las fronteras, la exclusión del otro que es más pobre que nosotros y del que tememos que venga a quitarnos lo nuestro (porque fíjate, los excluidos son siempre pobres), la marginación porque no habla nuestro idioma, no tiene nuestro color de piel, no es sólo cosa de países lejanos. Dice el programa de mano: "Arizona no está tan lejos. Arizona está aquí en Ceuta, en Melilla, en cada una de nuestras ciudades, en cada muro que se levanta para impedir que un ser humano acceda a una vida mejor". Después de ver una obra como esta nos toca pensar dónde están o ponemos nosotros esas fronteras. Un saludo y gracias.
ResponderEliminar