Más de cien pronombres distintos en mente y un bolígrafo de color azul garabateando sin parar. Se puede cortar la tensión con un cuchillo.
Detrás, todo un recreo de estudio de última hora y unos tres folios de preparación manchados del chorizo del bocata.
Ahora sí, comienza el reto.
Hacemos una lectura rápida del examen y de pronto...¡Ah! ¡Omaigod! Hay que escribir un texto con al menos diez pronombres personales.¡Horror!Si yo casi no he practicado eso. Bueno, "pos pal " final.
Conforme va pasando el tiempo, a la presión, la inquietud, la duda y el trozo de chorizo entre los dientes se suma el calor extremo en la zona de las ventanas, y la pérdida, por mi parte, de mi herramienta más preciada, ¿el boli? ¡no! Las gafas. Se les desenrosca cada dos por tres el minúsculo tornillo que sujeta la pata y ahora es el peor momento. Si es que está visto:¡¡soy gafe!!
Bueno, pues, aunque no lo parezca, todos hemos llegado sanos y salvos a casa, unos antes y otros después según íbamos terminando el examen.
Una vez más la nota se salva gracias a...gracias a...¡¡pues a nosotros mismos, que "pa" eso hemos "estudiao".
¡¡Un viva por nosotros!!
Adrián Castellón García, 1º ESO, B
Adrián, cada vez que releo esta crónica, lo que más me llama la atención es eso del esfuerzo sobrehumano para aprobar el control del tema 5. ¡Menos mal que solo era un tema! ¿Cómo habría sido el esfuerzo para más temas? En la próxima ocasión lo veremos.
ResponderEliminarUn saludo y a seguir escribiendo. Nos encanta leerte.
Enhorabuena por esta cronica, sigue asÍ.
ResponderEliminarEn clase de lengua tienes,que estudiar. Primero en la casa y luego te vas al examen.
ResponderEliminar¡Felicidades, Adrián! Cada dia nos sorprendes más. ¿Qué sera de ti en unos años? Sigue asi.
ResponderEliminarEste texto a sido mi favorito,no me voy a cansar nunca de leerlo.Felicidades, y espero que escribas más como estos.
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