El pasado viernes, veintisiete de abril
de 2018, tuve el placer de acudir al Teatro Villa de Molina para ver la
representación de la obra Un Racimo de
Pícaros, escrita por Juan Montoro Lara y dirigida por Jorge Fullana. Al entrar
en el patio de butacas y echar un vistazo sobre el escenario uno podía pensar
que en aquella obra iba a aparecer un gran número de personajes: dos bancos
largos de madera se situaban a cada lado del escenario. Sin embargo, y frente a
nuestro asombro, el público fue invitado a ocupar tan distinguidos asientos. Cuando
comenzó la obra me reafirmé en mis primeras sensaciones: la cosa pintaba bien.
Salva Riquelme y Blas Sánchez, los dos únicos actores sobre el escenario (sin
desmerecer, claro, al público que participó de sus tretas en escena), junto a
todo su equipo, embaucaron a cuantos allí asistimos. Música y voz en vivo,
buena escenografía, mejor actuación… Sólo faltaba una cosa encima de esas
tablas: vergüenza. La que no lucieron, como es de esperar, los pícaros tradicionales (más o menos conocidos) que allí se
dieron cita. Un selecto y elegante repaso por los truhanes (y alguna truhana) más
célebres de la literatura: El Lazarillo, El Buscón, Rinconete y Cortadillo, La
Pícara Justina y El Guzmán de Alfarache. Y, por encima de todo, una voz
atronadora capaz de saber y juzgar todo.
No suelo hacer uso de ella, pero tengo
en casa una libreta en la que anoto aquello que considero importante, y estos
nombres ya están dentro de ella. Yo sé que eso, seguro, no significará nada
para una gran cantidad de gente, pero es para un servidor lo único que puede
hacer frente a lo que está bien hecho: reconocerlo. Dicho queda. Es de recibo
seguir a estos muchachos, porque apuntan muy bien.
Adrián Castellón. B1IH. Molina de Segura, Murcia. 30
de abril, 2018.
FOTOS DE LA REPRESENTACIÓN DE LA MAÑANA
Vídeo de la compañía teatral
Muchas gracias, Adrián, por tu crónica. Nos alegramos mucho de que te gustara la obra. A ver si se animan los asistentes y nos comentan sus impresiones por aquí. Un saludo y hasta la próxima.
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