Un día de verano mi padre y mis tíos estaban jugando al escondite en la calle, como antiguamente se hacía.
Mi tía, que era la más pequeña de los hermanos, se escondió en un tubo muy grande que había, ya que estaban haciendo obras en la calle, y como estaba un poco gordita no podía salir. Ella, gritando, llamó a mi padre, que era el mayor; y él, como los locos, cogió lo primero que vio e intentó romper el tubo.
Los vecinos, al ver que había tanto jaleo en la calle, salieron e intentaron ayudar a mi padre. Pero no había manera, lo intentaron con todo: aceite, mantequilla...
Al final, uno de los vecinos que era carpintero y acababa de venir de trabajar, cogió una sierra y entre él y mi padre partieron el tubo, y por fin, lograron sacar a mi tía.
¡Ella había ganado al escondite, fue la que mejor se escondió!
Andrea Gomariz Bernal. 3º B
Andrea, es una anécdota divertida ahora con el tiempo que ha pasado, pero en su momento, tu padre lo tuvo que pasar mal. Felicidades por tu texto.
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