Es cierto que las nuevas plataformas fruto de un gran avance
tecnológico nos aportan un sinfín de posibilidades, como es el de llevar en un
aparato del tamaño de la portada de un libro una cantidad impresionante de
libros, (ya sea en PDF, .DOC…). Esto nos permite no ir cargados con libros y
libros no solo en tu día a día, sino en vacaciones, y ocasiones similares. Yo
mismo, recientemente gané un e-book en un certamen de literatura. Nunca había
tenido uno, y tenía ganas de descubrir que tal es la experiencia. Desde pequeño
soy un ávido lector, y lo primero que hice fue conseguir de cualquier manera en
el gran mundo de internet todos aquellos libros que en algún momento me habían
llamado la atención y se encontraban apuntados en libros de texto, agendas,
apuntes, y demás superficies que me sirviesen para escribir. Y ahí están, en la
tarjeta de más de 40 gigas de capacidad de mi ligero, práctico, y eficaz
aparato.
Te acabas acostumbrando a darle a un botón para pasar a la
página siguiente, al hecho de tener que escribir la página a la que quieres
retroceder para que te conduzca directamente a ella y a ajustar la pantalla de
vez en cuando según encuadre la página.
Pero como dice Galindo, no es lo mismo. Aunque es cierto que
para alguien de mi generación, prácticamente acostumbrados a las pantallas de
ordenadores, televisores, y móviles que bombardean constantemente nuestro
cerebro con cualquier información, el cambio no debería ser tan grande, pero
considero que cualquiera que haya leído por decisión propia un libro al que te
hayas dedicado por completo y hayas vivido todas y cada una de las páginas de
él, identificándote con este y aquel personaje, odiando a ese, acabar
enganchado al transcurso de una historia hasta el punto acabar roncando con el
libro sobre tu cabeza en plena madrugada, sintiendo el placer de ver como
avanza una historia, y la tristeza cuando finalmente esta llega a su fin, para
estas personas la imagen física es necesaria. El olor, el tacto, las portadas
con un ligero relieve, sentir su peso, el roce de las hojas, quizás cortarte
con una esquina, quizás pasar una hoja demasiado rápido y hacerle una grieta…
No sé si se puede comparar un libro con una persona como nos
dice Miguel Galindo, pero es cierto que yo he dormido abrazado a libros, he
llegado a comer y a desayunar con ellos, a relajarme en el parque con ellos o
tomar el sol, he viajado, he reído, he llorado, he aprendido, me he instruido
como persona, he aprendido de política, de la sociedad… Y todo estaba en sus páginas.
Por supuesto que seguiré leyendo libros. Y hablo de libros
físicos. También usaré mi nuevo e-book. Pues creo y espero que este avance no
eliminará los libros, como el compact disc se comió a las cintas. Un libro es
un libro, y quien lo ha conocido lo sabe.
En cuanto a la comparación de Galindo entre la sociedad de su
“mocedad” y la actualidad, he de darle toda la razón. Hoy en día según en que
“esferas” de decadencia cultural está de moda ser tonto. Entendiendo como tonto
alguien no comprometido con la cultura, que se aleja de los libros, del buen
cine, de la conciencia política, del debatir y la filosofía que son aplastados
por lo insustancial y lo vulgar, futbol, prensa rosa, programas del corazón y
vaya usted a saber qué más. Es cierto que la sociedad actual presenta una gran
insuficiencia cultural. Pero yo preferiría referirme a una sociedad distribuida
entre dos extremos culturalmente hablando. Con un término medio, por supuesto.
Veremos si es verdad aquello que dijo Jean J. Barthélemy de que “A las plantas las endereza el
cultivo, a los hombres, la educación.”
http://www.murcia20.es/index.php?option=com_myblog&show=LOS-LIBROS.html&Itemid=300&blogger=galindo
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