jueves, 6 de noviembre de 2014

Halloween

Días antes de que llegara Halloween, un amigo y yo fuimos al cementerio por simple curiosidad porque yo nunca había visto uno. Al llegar vimos un gran muro de piedra rodeando el recinto, y allí estaba la puerta, así que nos decidimos a entrar. Aquello era un laberinto de tumbas. Me impactó bastante ver una tumba de mármol partida por la mitad; como yo soy bastante curioso, aparté  un poco la lápida, solo un poco. Pesaba muchísimo aquel trozo de piedra: eran kilos y kilos de mármol. Al fin lo conseguí apartando un par de centímetros los trozos; y antes de decir lo que vi, mi amigo estaba bastante asustado, se había apartado a un lado y decía: "vamos, tío, deja eso y nos piramos de aquí". Yo hacía oídos sordos y seguí apartando la tumba; cuando la abrí, encontré...piedras, simplemente, montones de piedras diminutas. Dentro de mí sabía que los difuntos están a metros de profundidad, pero esperaba encontrar algo.
 Finalmente nos fuimos del lugar, no sin antes fotografiar la lápida partida, que aunque sé que es una falta de respeto hacia la familia de quien estuviera ahí, si es que había alguien,  la curiosidad de un joven mueve montañas.

                                       Álvaro A. Esteban. 2º C

2 comentarios:

  1. Enhorabuena, Álvaro, por la publicación de este texto. Sigue escribiendo que nosotros/as te leeremos en este medio. Un saludo.

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