lunes, 26 de mayo de 2014

EN TORNO A UNA MESA



El morisco dispuso una alfombra de esparto en el tocón de un olivo. Con parsimonia, fue colocando lo que iba sacando de una alforja negra: un puñado de higos secos, unas nueces, almendras, un pequeño cuenco de col con alcaravea y un trozo de pan de centeno.


            Miró a lo alto de la colina y vio un viajero sobre un mulo negro que bajaba con cuidado por un sendero empinado. El viajero se fue acercando hasta que nuestro morisco lo vio con nitidez: era alto y vestía una túnica oscura. Más de cerca, pudo ver que era un fraile de mediana edad  que miraba con fijeza aquella mesa humilde.


            El morisco se fijó en el crucifijo de plata del fraile e hizo lo que aquel jinete le inspiraba: sacó de la alforja un trozo de tocino rancio, lo colocó en el centro de la alfombra y con voz clara le dijo:

            -¿Gusta usted de esta humilde mesa?


            El fraile miró aquellos ojos negros y vio en ellos retratado el miedo. Miró el cielo azul, escuchó la algarabía de los vencejos y recordó las palabras hermosas de aquel sabio murciano que dijo que el paraíso acogería eternamente a todas las criaturas.


      Gabriel García Rosauro, profesor de Geografía e Historia
  
           
           

2 comentarios:

  1. Gabriel, Ágora Goya se complace en acoger tus microrrelatos, tus relatos largos, tus obras de teatro, etc. Siempre nos sorprendes con tus sugerentes historias. ¡Adelante, ínclito compañero!

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  2. Me ha fascinado este relato que has hecho, uno de los mejores que he leido ;te doy mi enhorabuena.

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