lunes, 9 de octubre de 2023

RESEÑAS DE ENEKO CONESA PÉREZ-CALDERÓN, 2º BACH. INV.

 

Cartel de la obra Nacional 340,
de la web del  Ayuntamiento de Molina.

El lunes 25 de septiembre, se representó la  cuarta obra del festival, Nacional 340, representada por la compañía Sforza Esttrategias del itinerario de creación de la ESAD Murcia.

Aunque aparentemente la obra parecía tener la intención de suscitar debate y opiniones sobre la memoria histórica y lo que esta significa, los argumentos de ambos bandos se presentaban de forma forzosa y el espectador no pudo entender a qué conclusión se trataba de llegar por la neutralidad artificial respecto al tema tratado.

Además, la coherencia narrativa del guión dejó, a mi parecer, mucho que desear, con dos momentos alejados en el tiempo cuya relación esperaba descubrir en algún momento de la interpretación, cosa que no ocurrió.


 MENINA. UNA PUTA OBRA DE VELÁZQUEZ

Menina es la obra de teatro que, representada por Nuqui Fernández, inauguró el pasado martes 19 de septiembre el PREMIO JOVEN DE TEATRO del FESTIVAL DE TEATRO DE MOLINA DE SEGURA de este año, emocionando al espectador desde el comienzo con un panel giratorio como único elemento en el escenario.

Esta obra me sorprendió positivamente en cuanto a puesta en escena y guión, y me fue posible adentrarme profundamente en la historia y empatizar con lo que la protagonista tenía que contarnos al no existir elementos físicos que distrajesen la atención del espectador, pudiéndonos centrar en las palabras que desnudaban literalmente al personaje.

La obra, que escenificó la cruda realidad por la que muchas personas pasan a día de hoy debido a comentarios externos que moldean la forma en la que nos autopercibimos, transmitía un mensaje de esperanza, un susurro de que las cosas pueden ir a mejor y uno mismo puede llegar a ver el valor que tiene con la ayuda de personas que lo vean, además de dar a conocer la enorme repercusión de comentarios cotidianos que se suelen hacer a la ligera.

 

 SEXPIERTOS

 

Sexpiertos representada por los actores Telmo Irureta y Miren Arrieta de la compañía Tanttaka Teatroa el pasado miércoles 20 de septiembre, fue la segunda obra de este PREMIO JOVEN DE TEATRO que contaba con una puesta en escena que me impresionó por compleja y original (se sentó a gente del público, que vería la representación desde otra perspectiva, en el mismo escenario sobre sillas de ruedas) una historia sobre crecimiento personal,  afectividad y sexualidad.

Nico, un periodista con parálisis cerebral, y Ana, la vendedora de caramelos que conoció en un ascensor, eran los personajes que nos mostraban una perspectiva distinta a la normalmente presentada sobre la discapacidad física y lo que significa convivir con ella o con alguien que la tiene con una puesta en escena mezclada con preguntas que suelen ser objeto de incomodidad al público sin ningún tipo de tabú, normalizando el hablar sobre sexo.

La historia era contada directamente a los espectadores como receptores en una conversación sobre los miedos y sueños que todos tenemos.

 

LO SIENTO, NO ERA YO

La tercera obra del premio, Lo siento, no era yo fue representada el jueves 21 por la compañía Hel Arte con un público que ni entendía la historia que se estaba contando ni empatizaba con ella, llegando a silbar ante imágenes proyectadas de mujeres que trataban de trasmitir un mensaje y  animar junto a la voz de la enfermedad a Carmen, la protagonista con un trastorno de la conducta alimentaria, a hacer deporte aunque eso pusiese en riesgo su salud.

A pesar de las faltas de respeto que algunos espectadores cometieron como cuando se escucharon risas en una escena violenta en la que la protagonista se provocaba el vómito, la obra, que nos mostraba hasta dónde pueden llegar comportamientos o pensamientos aparentemente pequeños pero poco sanos que a veces nos permitimos tener, retrató de forma excelente la forma en la que este trastorno se puede llegar a vivir por dentro.

Dio que pensar cuando, en el coloquio de después de la obra, una de las actrices dijo que al ensayar se les hacía difícil decirse entre ellas algunas de las cosas que se decían cuando representaban lo que la protagonista se decía a sí misma.

 

PUÑOS DE HARINA

La última obra y ganadora, Puños de harina, la representó el martes 26 Jesús Torres, también autor del texto, interpretando enérgicamente a dos personajes de épocas distintas con algo en común: la raza y el boxeo como eje importante en sus vidas.

El actor pasaba sin cesar y de forma excelente de representar a Rukeli, el boxeador alemán y gitano en la época de la Alemania nazi, y Saúl, un joven que lucha constantemente con las expectativas que su padre proyecta en él.

La obra es una reflexión sobre el racismo y la masculinidad, sobre qué significa ser un hombre y cómo debe actuar uno, y los esfuerzos que se llevan a cabo por encajar en este concepto. Narrando con un ritmo admirable y haciendo de las escenas de combate de boxeo algo poético, los personajes se permiten mostrarse débiles transgrediendo lo socialmente aceptado en los hombres, pues ellos tienen claro que lo son.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario