sábado, 17 de diciembre de 2016

CUANDO YO ERA UN HÁMSTER



Con el cuento de Laura iniciamos una nueva sección: CUENTOS DE CUANDO YO ERA. La idea nos la ha dado este librito de cuentos de la Edit. Anaya, cuyo autor es José Zafra. En breve lo podréis sacar de la biblioteca. A través de la personificación y el cambio de perspectiva, nos hace pensar y disfrutar mucho con las pequeñas historias que nos cuenta: cuando yo era un jarrón, cuando yo era una hoja...







Cuando yo era un hámster, sentí lo que era amor, enfado... bueno, muchas emociones.
    Mi primer día de vida fue muy confuso; noté la paja, el pelo de mi madre...No recuerdo mucho, pero fue bastante extraño. Después de algunos días, pude abrir levemente mis párpados, vi muchos colores y tardé un poco en adaptarme.
  Mi madre era muy peluda y sus ojos eran negros. Pero aun así, sentía confianza y amor hacia ella. También conocí a mis hermanos. No parábamos de mirarnos y después hacer carreras. Nuestra madre nos devolvía a nuestro sitio y ella nos limpiaba.
  No penséis que nosotros éramos hamsters normales. Mis hermanos y yo corríamos grandes y peligrosas aventuras. Un día todos juntos nos escapamos, guiados  por dos de nuestros hermanos que habían  visitado antes un paraíso de polvo y mantas. Allí podríamos correr todo lo que quisiéramos, revolcarnos en el polvo y morder mantas y cojines. Pero la travesía hacia ese paraíso fue muy difícil; teníamos que ir escaleras abajo hasta encontrarlo. Una vez en el sitio, nos dispersamos, pero al día siguiente nos devolvieron a la jaula, seguidos de la bronca de nuestra madre.
  Después de un tiempo, mamá falleció y solo quedamos tres de nosotros. Los otros tres los habían regalado y uno murió.
  Yo también conocí a nuestra dueña. Mamá nos había explicado bien quién era. Para mí, una segunda madre. Me cuida como, estoy seguro, que le dijo mamá. Me divierto con ella y me saca muchas veces de la jaula con mis hermanos, corremos aventuras.
  Nieve, uno de mis tres hermanos, murió. Ahora me quedaba Mickey, pero él empezó a cambiar de actitud después de la muerte de Nieve. Me dijo muchas cosas malas de nuestra dueña, que era una asesina. Me peleé con él por esto y me mordió. Nuestra dueña decidió separarnos. Al poco tiempo, él también murio y yo quedé solo, aunque con la compañía de mi dueña; pero, tristemente, empecé a sentirme débil. Por última vez, pude escaparme y bajar hacia ese paraíso de cuando éramos pequeños.   Fallecí al poco tiempo entre el polvo, mientras recordaba cosas de mi pasado. Vi una luz, era mi dueña delante de tres fechas. Una era la de hoy mismo, fecha de mi fallecimiento. A ella se le cristalizaron los ojos y lloró. Ahí desaparecí.

                                                                                            Laura García Ruiz, 1º B

1 comentario:

  1. Laura, enhorabuena por este cuento tan bonito. Sabes que has conseguido el reconocimiento de tus compañeros/as de clase y por eso estás aquí. Puedes llegar a ser una gran escritora. ¡Ánimo!

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