martes, 10 de marzo de 2015

OLIMPIADA MATEMÁTICA

¡Ring, ring! Ya son las 7:50, hora de levantarse. ¡Uf, qué nervios! ¡Qué dolor de estómago! Quiero ir, pero al mismo tiempo, qué miedo. No voy a saber hacer nada, pero bueno, la parte positiva es que voy con mis compañeros Adrián y Gema.

Ya estoy arreglada. Momento desayuno, no puedo ingerir nada; tengo una enorme bola en el estómago. Solo he podido tomar un vaso de leche.

¡Son las 9:00 h.! Hora de recoger a mis compis (nos lleva mi madre; nuestra profe está enferma). Ellos han podido practicar un poco, ¡qué morro! Veremos a ver si soy capaz de escribir algo.

¡Por fin ya en la universidad! ¡Impresionante! Es como un recinto enorme en el que se aglomeran muchos institutos. Como es muy pronto, no hay casi gente; así que vamos a mirar las listas. ¡Qué mala suerte! Me toca en una clase distinta a la de mis compañeros, como va por apellidos...

Decidimos entrar en el interior de la facultad. Parece que estamos en una película. Hay una máquina que sorprende a todo el mundo, ya que, dentro, en vez de haber bebidas o comida hay bolis, subrayadores, minigrapadoras como la de Carmen...

Las 9:50. Nos vamos cada uno hacia nuestra clase. Creo que se me va a salir el estómago al ver al examinador, que, unos minutos después pasa lista, nos da un diploma por participar en esta olimpiada, y vamos tomando asiento.

Cuando ya estábamos todos, repartieron los exámenes y en ese momento me acordé de las palabras que me dijo mi abuela; se me quitaron los nervios.

El examen estaba compuesto de cinco problemas. El más difícil para mí era el 3; había que calcular  áreas. Teníamos dos horas para resolverlo. Cuando el profesor anunció que quedaban quince minutos, ya había terminado y me dediqué a repasar el examen.

Tengo la cabeza hecha un bombo. Por fin ha pasado la pesadilla del día. Me reúno con mis compañeros y vamos a la cantina a tomar un bocadillo y un zumo. Nos los dan por participar. Estamos hablando del examen; parece que les ha salido bastante bien.

Me alegro de haber ido; ha sido una experiencia que nunca olvidaré. 

                                                   María Sánchez Bermejo, 2º B

2 comentarios:

  1. María, pero si ha sido una experiencia inolvidable para ti, ¡cuánto sufrimiento inútil! Tienes que controlar los nervios que no te ayudan para nada, ¿vale? Un saludo.

    P.D: ¿Nos vas a decir cuáles son esas palabras mágicas de tu abuela?

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  2. Enhorabuena María. Me encanta escuchar tus textos en clase. Espero escuchar uno pronto.

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