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Siento mis pulmones abarrotados,
punzadas en un corazón oprimido
hasta sangrar por cráteres de rosa.
Rosa escondida en tu mano izquierda,
en prado enardecido de lisonja,
lloro savia y siembro lágrimas.
En la derecha, sedoso el tallo
que estrangula mi corazón.
asfixia el hálito con pétalos,
y punza el alma con diademas de espinas.
Enhorabuena, Sandra, tu poema tiene el regusto de los clásicos. Se nota que lees mucho y que tienes un gran talento creativo. Te animo a seguir escribiendo.
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