jueves, 29 de octubre de 2015

Denominación de origen (reflexión a propósito del "Día de la Hispanidad")

El patriotismo o sentimiento nacional, o cualquier otra denominación de origen, están pasados de moda. La gente ya no entiende qué es una frontera, ni dónde empieza lo tuyo y acaba lo mío.
Con la globalización, que avanza tan rápido, no nos podemos permitir que los territorios se privaticen y, mucho menos, que se celebre con tal ostentación.
Seamos francos, esto del sentimiento patrio y la fiesta nacional es otro pretexto para que los altos cargos se dejen ver y alardeen de números, fechas y balances, tratando de decirnos que estamos seguros y en plena recuperación. Por si fuera poco, si alguien se atreve a no asistir, es tratado de anti-sistema, opresor, acusado de ir contra el enaltecimiento del bien común y demás tonterías contrarias a lo "socialmente establecido".
No puedo sentirme orgulloso de mi país. La felicidad no me invade si el Presidente del Gobierno se digna a aparecer en televisión para aclarar que continúa vivo y que todo va bien. Aquí abajo nada va bien.
Igual que tampoco me golpeo el pecho cuando veo en la puerta de un supermercado un vaso con algo de calderilla y un cartón con un texto que pide ayuda, ni cuando me dicen por la tele que debo estudiar para ser alguien de provecho (para ellos), mientras se dedican a decidir que mis libros son ahora más caros por ser azules y no rojos, como los del curso pasado.
Pero tampoco puedo sentirme orgulloso de mi país porque...¡No es mío! No me pertenece, ni a mí ni a nadie. Es solo el lugar donde vivo.
En cambio la gente, la gente puede crear un país de la nada, inexistente pero real, etéreo, inmaterial.
Ahí es donde vivo yo; y no me importa si me parte en dos una frontera, porque son de papel y no hacen daño.

Adrián Castellón García. 3º B

3 comentarios:

  1. Adrián, muy interesante tu reflexión y muy "antisistema". Dices muchas cosas que se podrían comentar, pero yo coincido contigo en esta idea: mi país no es mío, no me pertenece a mí ni a nadie. Es el lugar donde vivo yo y, añado, donde pueden vivir muchos otros. No es mérito mío haber nacido aquí. ¿Qué he hecho yo para nacer acá? ¿Y los otros para hacerlo allá? ¿Tengo derecho a cerrar fronteras para los otros? Todo es fruto del azar. Para mí, NINGUNA PERSONA ES ILEGAL. Gracias por compartir tu reflexión con los lectores de este blog.

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  2. Adrián, muy interesante tu reflexión y muy "antisistema". Dices muchas cosas que se podrían comentar, pero yo coincido contigo en esta idea: mi país no es mío, no me pertenece a mí ni a nadie. Es el lugar donde vivo yo y, añado, donde pueden vivir muchos otros. No es mérito mío haber nacido aquí. ¿Qué he hecho yo para nacer acá? ¿Y los otros para hacerlo allá? ¿Tengo derecho a cerrar fronteras para los otros? Todo es fruto del azar. Para mí, NINGUNA PERSONA ES ILEGAL. Gracias por compartir tu reflexión con los lectores de este blog.

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    1. Adrián Castellón García4 de noviembre de 2015, 7:18

      Gracias por tu comentario. Coincido contigo en que lo que digo se podría comentar; al fin y al cabo nadie es igual que nadie, nadie se parece a nadie, nadie piensa, habla, crea igual que nadie, y esto da origen a una forma de pensar común tan ajena entre sí misma que nos otorga un poder magnífico.
      Un saludo y un abrazo.
      Pd.: sh! No digas muy alto eso de antisistema, que vienen los señores esos con cacerolas en la cabeza, que van siempre muy oscuros y a lo peor me meten "anca preso", como decía Bartolo, personaje de Cruz y Raya.

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